Almendra (2023)

La primera vez

que compré

100 gramos

de almendras

me sentí adulta.


Ya me creía lista

para comer

Cosas de Adultos,

con sabor amargo

o no dulce.


Sabor de Adulto.


Fue comprar puchos

que lo veía de Adultos

pero no me animaba

a tanta rebeldía.


Comer almendras

era más maduro.


Las compré

en la feria hippie

que frecuentamos con mamá.

Los Artesanos

traían novedades al sur.

Sí, El Bolsón

era nuestro norte.


Fue con una amiga,

cómplice

del acto de madurez.

Las dos comimos

degustando

disfrutando.


La vendedora

nos ofreció pasas de uvas

y agradecimos

con un rotundo no,

TAN adultas no nos creíamos,

era un principio

a ser mayores,

no abuelas.


Hoy como almendras

casi todos los días,

las endulzo con pasas de uva

acompaño con algún libro

que entretenga

mis problemas

(de adulta).


El tiempo envuelve

más versiones,

de vez en cuando

la misma sensación

de a mis 12

saboreando disgustos

adultos

en un pequeño cuerpo

buscando siempre

volver

a la sorpresa.

Dejar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *