Brindo por el corazón del colectivero
que al verte correr te espera
sabiendo tu falta de estado,
admirando tu peor habilidad.
Brindo por el operativo bikini
que ni amagaste empezar
y se aleja a pasos agigantados
en cada cena de diciembre.
Brindo por el balance negativo
de la lista de metas
que escribiste en enero:
autoboicot de los sueños.
Brindo por los solitarios
que pasan solos noche buena
con mortadela y sidra vieja
fieles a su honestidad.
Brindo por la ausencia de regalos
en protesta a costumbres capitalistas:
la mejor excusa para esconder
eso que nunca querrás decir.
Brindo por las mentes ingenuas
que aguardan al primero de enero
cual inicio de vida nueva
y se amargan al segundo día.
Brindo por esos incómodos
almuerzos de trabajo
forzados a festejar una unión
imposible de forjar.
Brindo por las reuniones
desbordadas de platos
que poco te representan
y anestesian antes de medianoche.
Brindo por las luces de colores
con música aturdida
que lejos están de tus gustos
pero cubren la escasez.
Brindo por las incoherencias
que llenan hoy mi copa,
burbujean esperanzas
y patean en seco mi conciencia.
¡Salud!