Me miran,
me tiran piedras
que recibo,
recojo.
Y sigo.
Hieren,
penetran.
Dolor y juego.
Las esquivo,
salto,
sufro.
Y aprendo.
Del campo
traía piedras,
mi padre.
Entre mis pequeñas manos
me asombraba.
Recuerdo
sus hermosas
y atrapantes rocas,
tomo las que me tiran.
Y construyo.
Piedras frías,
rígidas,
resilientes.
Me cambian.
Y crezco.
Piedras que recibo,
me tiran,
busco,
me excusan.
Y retrocedo.
No importan
las piedras.
Mis ojos juzgan,
analizan.
Y muto.
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¡Quedó muy lindo!